Cultura y lengua latinas I.
Cultura y lengua latinas I.
I. INTRODUCCIÓN
A. EL IMPERIO ROMANO
La historia de Roma se remontaría al 21 de abril de 753 a.C., fecha que la tradición establece como la de su fundación. No obstante, por 5 siglos no encontramos claras antici-paciones históricas, libres de anécdotas, mitos y leyendas.
Conocemos nombres de sus jefes, pero sus figuras son resbaladizas: primero debiera rememorarse al "fundador", Rómulo (o Quirino) que habría actuado en asociación con el rey sabino Tito Tacio. Después emerge otro sabino: Numa Pompilio a quien se le atribuye la consolidación de las primeras instituciones religiosas. Ya latino está Tulio Hostilio, destructor de Alba Longa, la patria de Rómulo, y Auco Marcio, que ocupó el Tiber.
Hacen su aparición los etruscos con Tarquino Prisco a quien se le atribuyen algunas obras del Capitolio. Lo sigue Servio Tulio, quien habría sido alma de las instituciones políticas y militares, y Tarquino el Soberbio que fue derrocado provocando la abolición de la Monarquía (510 a.C.) y el surgimiento de la República que se consolidó alrededor del 367 a.C.
El jefe es el Rex Sacrorum o Rex Sacrificulus pero el gobierno civil estaba asignado a los Magistratus, limitados por un poder temporal colegiado. En esta etapa los magistrados máximos eran dos cónsules -llamados prætores inicialmente-, pero en realidad jefes militares reemplazados en sus funciones administrativas por los Decemviri (451 a.C.) que compusieron la ley configurada en 10 tablas a las que se agregaron después otras dos originándose así la "Ley de las Doce Tablas". En algunas oportunidades (444 a.C. y 367 a.C.) gobernaron tribunos militares.
Junto a estos magistrados estaban los cuestores, encargados de las finanzas; los censores responsable del censo y de los impuestos, que duraban 5 años en funciones; prætores (creados en 367 a.C.) o cónsules encargados de la iurisdictio y que eran dos: un prætor urbanus y un prætor peregrinus que aplicaban la ley a los ciudadanos o a los peregrini (extranjeros). Estaban auxiliados por ediles plebeii o por ediles curules con jurisdicción en la urbe o en los mercados respectivamente.
Todos estos magistratus gozaban de imperium o potestas según su jerarquía y eran elegidos en "comicios centuriados" o "comicios tribunos" aunque posteriormente se establecieron los "comicios curiados" y los concilia plebis.
El órgano que podía frenar a los magistratus era el senatus cuyos miembros eran conocidos como patres conscripti.
Sus acuerdos o senadoconsultos tenían valor moral y carácter suasorio.
Las clases sociales la formaban los patricii, terratenientes agrupados en gentes, y los plebeii, comerciantes o artesanos, a veces más cultos que los patricios. Pero éstos monopo-lizaban las magistraturas, el sacerdocio y la judicatura. Para tener conforme a las plebs les concedieron que pudieran elegir tribunos y ediles propios en concilia plebis. Así, paulatina-mente, los plebeyos fueron adquiriendo todos los derechos ciudadanos, de modo que ya para las Guerras Púnicas no existían diferencias.
Roma, con el transcurso de los siglos había alcanzado su expansión tras la caída de etruscos, volscos, ecuos, hérnicos, sabinos, umbros, latinos, oscos, samnitas y otros pueblos menores que no han pesado en el devenir histórico de la península, excepto los helenos.
En el contexto merecen mención especial las guerras contra los samnitas (290 a.C.), contra Pirro (272 a.C.), la Primera Púnica contra Cártago, (241 a.C.), y las de anexión de Córcega y Cerdeña (238 a.C.). Por esa época se produce la sumisión de la Galia Cisalpina mientras por el otro extremo se alcanza el dominio de Iliria. En 218-201 a.C. se produce la Segunda Guerra Púnica que abre la puerta de España al expulsar Publio Cornelio Escipión a los cartagineses de la Península Ibérica. Y en 149-146 a.C., la Tercera Guerra Púnica anexa Cártago definitivamente mientras Escipión Emiliano (133 a.C.) conquista toda la Península Ibérica excepto las regiones de Astures y Cántabros. La suma de las conquistas determi-naron profundos cambios en la vida romana, en el ámbito social y económico llevando a que se produjera la crisis de la República.
En 133 a.C., los hermanos Tiberio y Cayo Sempronio Graco impulsaron grandes re-formas agrarias lo que marcó fuertes encuentros entre la Plebs y el Senatus que provocó el asesinato de ellos: ya estaba abierto el camino a la violencia y la demagogia, encumbrando a Mario (107 a.C.) que se distinguió por haber derrotado a Yugurta, rey africano, a los cimbrios y teutones.
Pro bono pacis, en 89 a.C. se logra la ciudadanía para toda la Italia peninsular y las colonias galas. Al año siguiente, estalla la guerra contra Mitridates VI, rey del Ponto, derrotado por Sila aunque todavía Mario sigue en pie.
Toda esta lucha de poderes interiores (Sila-Mario-Cinna-Pompeyo) desata la Guerra Civil (83-82 a.C.) con el triunfo del primero; y, consecuentemente, se produjeron una serie de medidas que generaron disconformismos: restricción del poder de los tribunos; poder emergente de Pompeyo; fracaso de los conatos revolucionarios de Catilina (63 a.C.); emergencia del primer Triumvirato: Craso, Pompeyo, César; triunfo de César, cónsul, (59 a.C.) en Galia, incursiones del mismo por Britania. Entretanto, Craso había sido muerto en Carras y Pompeyo se muestra receloso de los triunfos de Julio César, estallando otra guerra civil (49 a.C.) lográndose el monopolio del poder; pero su autoritarismo determinó su asesinato por Bruto y Casio (44 a.C.) produciéndose un vacío de poder, una rotativa de nombres, hasta el surgimiento de otro triumvirato (Marco Antonio, Octaviano y Lépido) con el restablecimiento teórico de la República aunque prácticamente el poder radicaba en el Imperator (general victorioso) o Princeps (primer ciudadano) al que el Senatus (27 a.C.) otorgó el título de Augustus (venerable) que gozaba de um imperium proconsulare Supremo y un poder tribunicio perpetuo (23 a.C.), autoridad que el 12 a.C. se transformó en "Pontifex Maximus" con una auctoritas omnimoda.
El imperio fundado por Octaviano Augusto el 27 a.C. duró 5 siglos en Occidente y 10 en Oriente. La nómina de sus cabezas la incluimos como anexo Nº1 para que los lectores ubiquen los autores que expongamos, dentro de su contexto histórico, importante pues desde esta fecha comienza el predominio del cristianismo y su persecución, hecho que hace florecer toda una nueva cultura que deja su huella en la producción cultural y literaria.
B. EL IDIOMA LATINO
El latín, junto con el falisco constituyen la rama latinofalisco del grupo itálico, paralelamente al osco y al umbro que forman su rama osco-umbra, emparentándose así con el proto-indo-europeo, como podemos observarlo en el anexo Nº2. Primitivamente se hablaba por los habitantes del Lacio, faja estrecha junto a la desembocadura del Tibris, río de Etruria que baña a Roma.
Al grupo osco-umbro lo integraban los samnitas (Italia meridional), los pelignios (del Abruzo), los umbros (naturales de la Umbría), los marsos (hijos de Circe, famosa hechicera) los vestinos, los marrucinos (también naturales de Abruzo), los sabelios (o sabinos, que suelen confundirse con los samnitas) y los volscos.
Recordemos que estos pueblos fueron conquistados sucesivamente por los romanos en los primeros siglos de su existencia de modo que sus respectivos dialectos dejaron su marca en el latín de sus conquistadores.
Actualmente se desconocen mayores datos de sus culturas excepto por la "Tabula Bantiana", en osco pero ya con caracteres latinos, especie de ley de ese pueblo, y las "Tabulæ Eugubinæ" (Eugubium, hoy Gubbio, ciudad de Umbría) del siglo III a.C., de carácter religioso-mítico.
Vocablos latinos de dialectos osco-umbros son, por vía de ejemplo: bos (buey), lupus (lobo), bufalus (por bubulus), lingua (por dingua), lacrima (por dacrima), etc.
Paralelamente, el latín se enriquecía con vocablos derivados del grupo Helénico y del Germánico del Norte y del Céltico. Además del etrusco, pueblo que parecería no pertenecer al indo-europeo: Heródoto lo enraíza al Asia Menor. A pesar de ello, su in-fluencia en el romano es grande e incluso la clase romana pudiente emigraba a estudiar, primero a Etruria y posteriormente a Grecia, lo que explica el porqué muchos autores latinos que mencionaremos, inicialmente produjeron en griego y no en latín.
Otra influencia en el latín la tuvieron los galos romanizados que aportarán palabras del grupo Céltico continental con vocablos galos, celtíberos y lepónticos, tales como abauda (cantante; alondra); lances (susto; lanza) cervisia (cerveza); bracæ (pantalones anchos), etc.
En cuanto al alfabeto latino, si bien paralelo al griego, tiene su antecedente remoto en el alfabeto calcídico, variedad de los edodóricos en uso en Cumas, Messiva, Naxos, etc.
De todo lo anterior podemos inferir dos realidades: al estudiar latín nos contactamos con culturas anteriores al primer milenio a.C. que, a través de vestigios de sus lenguas nos entregan hasta hoy su aporte. Y luego, podemos constatar que de todos esos pueblos, sólo los griegos y latinos plasmaron una cultura y un acerbo lingüístico que llega hasta nosotros perdurando en las ocho lenguas romances: español, portugués, catalán, provenzal, francés, italiano, rumano y reto-romance.
De hecho, todas las lenguas habladas están experimentando cambios constante-mente: el castellano que usamos hoy no es el mismo que se habló hace 600 años. Igualmente, el latín que se habló en Italia, Francia, España y en otras regiones, sufrió mutaciones a través de los siglos hasta que, tras 1.000 años, llegó a ser italiano en Italia, francés en Francia, castellano en España, portugués en Portugal, rumano en Rumanía, etc. Todas esas lenguas modernas muestran su descendencia romana y por eso se les llama "lenguas romances".
Paralelamente, cuando los normandos conquistaron Inglaterra (1066) introdujeron su propio idioma (el normando-francés, descendiente también del latín) a las Islas Británicas. Ese idioma híbrido lo adoptaron los isleños y constituye parte no menospreciable del inglés contemporáneo.
En esta forma, el latín vive en el habla de millones de personas de todo el mundo que hoy usa palabras más o menos transformadas pero que fueron parte del idioma latino.
C.
LA POESÍA LATINA
Supuesto el conocimiento de las cantidades (largas - o breves È) de las sílabas, aspecto estudiado por la Prosodia, para penetrar en la riqueza del verso latino deben tenerse en cuenta algunas definiciones previas, recordando que la poesía latina clásica es rítmica y no asonantada.
1. Unidad métrica (Unitas metrica) es la sílaba, breve o larga, según sea la vocal que la conforma.
Pie métrico (Pes metricus) es el conjunto de sílabas breves o largas en una emisión, las que pueden ser bisílabas, trisílabas o tetrasílabas.
Tesis (Thesis), o ubicación del pie métrico, es el ímpetu de la voz en una sílaba; pero si la voz se retaca se habla de Arsis.
Verso (Versus) es una serie de pies que se caracterizan por thesis y arsis rítmicamente concatenadas.
Ritmo (Rythmus) es la cadencia que percibimos por la sucesión de las thesis y de las arsis.
Veamos específicamente los pies:
a) Pedes disyllabi:
b) Pedes trisyllabi:
c) Pedes quadrisyllabi:
En la construcción misma del verso hay que considerar tres accidentes:
a) Catalexis: es un vacío o ruptura de la serie rítmica.
b) Elisio: como en castellano es la colisión de una vocal final de palabra con la inicial siguiente.
c) Cæsura: pequeña suspensión después de una palabra interrumpiéndose el pie. Según ella, sea en la thesis o en el arsis, la cesura se llamará masculina o feme-nina respectivamente.
Ejemplo:
Deser-|tosque vi-|dece lo-|cos li-|tusque re-|lictum.
Hay cesuras femeninas en el 2º y 3er pie, y masculina en el 4º.
Teniendo en cuenta las nociones anteriores, podemos entender la versificación latina usada por sus poetas. Efectivamente, los géneros de versos más usados son:
a) Hexameter consta de seis pies:
1º - 2º - 3º - 4º son dactili o spondei; 5º dactylus, 6º spondeus.
Ejemplo: "supremamque auram ponens caput expiravit" (Hieronymi)
b) Pentameter suele usarse combinado con el hexámetro constituyendo un carmen elegiacum:
2 pies dáctilos o espondeos; cesura masculina. 2 dáctilos y otra cesura masculina.
c) Alcaicus puede constar de 9, 10 u 11 sílabas.
d) Saphicus de 11 sílabas: troqueo, espondeo, dáctilo, cesura y dos troqueos.
e) Asclepiadeus: espondeo, dáctilo, cesura y 2 dáctilos.
Ejemplo: "Mæce-|nas ata-|vis | edite |regibus" (Horatii).
f) Archilochius: dos dáctilos y sílaba.
Ejemplo: "dumque vi-|rent genu|a" (Augustinus).
g) Glyconius: espondeo, 2 dáctilos y posible cesura en el 2º pie.
- - ÈÈ - È È
Ejemplo: "et reg-|num Pria-|mi vetus" (Horatii).
h) Adonius: así:
i) Iambicus: puede ser de cinco especies. Veamos un único ejemplo.
Como en castellano, los versos se aglutinan de diversos modos, constituyendo estrofas.
Solamente las nombraremos: distichon; iambica; asclepiadea; asclepiadea triplex; saphica y alcaica. Un ejemplo de Horacio de esta última:
Ter si resurgat murus æneus
Auctore Phæbo, ter pereat meis
Excisus Argivis, ter uxor.
Capta virum puerosque ploret.
D. HIMNOLOGÍA SACRA
A contar del siglo I d.C. surge gran número de autores latinos cristianos, a través, sobre todo, de producción de himnos, versos litúrgicos en alabanza de Dios o de algún santo. Sus principales cultores son Efrén Sirio, Gregorio Nazianceno, Ambrosio, Prudencio, Bernardo, Isidoro, Tomás de Aquino, Agustín, entre otros.
Puede adoptar diferentes formas, pero para nuestro propósito citaremos únicamente un ejemplo de un himno a la Eucaristía en que vemos homofonía perfecta en los versos impares, mientras que en los versos pares se da imperfecta, introduciéndonos así al verso asonantado moderno:
Pange, lingua, gloriosi
corporis mysterium
sanguinisque pretiosi
quem in mundi pretium
fructus ventris generosi
rex effudit gentium.
E. EPIGRAFÍA
La epigraphia trata de la construcción e interpretación de inscripciones que suelen denominarse Carmen o Epigramma. De ellas nos quedan abundantes ejemplos en los templos cristianos o romanos, en las catacumbas (cementerios cristianos subte-rráneos), monumentos o lápidas fragmentadas.
En los epigramas, los autores suelen recurrir a abreviaturas; la redacción es simple, armoniosa, elegante, muy breve y precisa, pero observando siempre una sintaxis correcta. A veces el vocabulario es poético. Veamos algunos ejemplos de los que, excepcionalmente, daremos la traducción por lo difícil de penetrar su interpretación por inexpertos.
CN · AC · LVC · POMP
VICTORIBVS
AC · TRIVMPHATORIBVS
(A Cneo y Lucio Pompeyo, vencedores y triunfadores).
HELENÆ · ALUMNÆ
ANIMÆ INCOMPARABILI
ET BENE MERENTI
(A Elena, hija adoptiva, alma incomparable y benemérita).
FVI
DIXI · DE · VITA · MEA
SATIS
(Existí: He dicho suficiente de mi vida).
VETVRIÆ · SEVERÆ
FILIÆ · PIISIMÆ · DVLCISSIMÆ
VIRGINI
QVÆ · VIXIT · ANN XV · MENS VI · D XXV
FECERVNT · VETVRIVS · CALVDIVS
AC · VETVRIA · FLAVIA
PARENTES · INFELICISSIMI
(A Veturia Severa, hija piadosísima y muy bondadosa, doncella, que vivió
15 años, 6 meses y 25 días, graban esta lápida Veturio Caludio y Veturia Flavia,
padres sin consuelo).
F. EL TEATRO
Toda la cultura romana tiene tras sí un Mecenas, si no en lo económico, al menos en lo espiritual: Publius Cornelius Scipio Emilianus (134 a.C.
-) hijo genético de Lucius Emilius Paulus, conquistador de Macedonia y adoptivo de Publius Cornelius Scipio, sobrino político, en consecuencia, de Escipión Africano, quien diera pie a que Cicerón compusiera su célebre tratado "De Amicitia".
Publius Cornelius, hombre de pensamiento y acción, congregó a su rededor insignes cultores del saber, entre ellos Terencio, Lucio y Quinto Mucio Escévola, Decio Junio Bruto, los griegos Panecio y Polibio (205 - 120 a.C.). Escribió 40 libros -de los que se conservan los 5 primeros- su Historia.
En este escenario, con ocasión de los Ludi Megalenses de abril, en honor de la Deorum Mater; de los Apollinares, de julio; de los Romani, o Ludi Maxumi, de septiembre y en los Plebei de noviembre tenían amplia oportunidad los autores de comedias y tragedias, los que no obstante, no alcanzaron el relieve de los poetas.
Hasta el siglo VI de Roma las instalaciones materiales eran simples: un proscænium (tribuna) para los actores limitaba al fondo por la scæna (escenario). El proscænium estaba adosado a una colina cuya falda formaba la cavea destinada a los espectadores. Entre la cavea y el proscænium quedaba naturalmente un espacio o chorus, destinado al sacerdocio, magistratus y miembros del senatus. Sólo en 55 a.C., Pompeius hizo construir el primer teatro de piedra.
Las tragoediæ nos son desconocidas, excepto por fragmentos y eran cultivadas en especial por Livio Andrónico, Nevio, Ennio y Accio; versaban de temas helenos y si presentaban asuntos romanos recibían el nombre de prætexta.
En cuanto a las comoediæ, predominaba la palliata, imitación libre de la comedia helena; el nombre se debe a que sus personajes usaban pallium (vestido de los griegos común para ambos sexos, correspondiente a la toga romana). Paralelo a la palliata se cultivaba la togata o tabernaria, pero de carácter romano y en la que otorga más importancia a la mujer libre restándole importancia al rol del esclavo. No nos ha llegado ninguna íntegra.
Una palliata típica constaba de un prologus que contenía el argumento (en Plauto) o una presentación del autor (Terencio). En seguida venía la parte dialogada (diverbia) en senarios yámbicos o septenarios trocaicos, sin acompañamiento musical.
Esta diverbia podía ser reemplazada por otra intervención más lírica: la cantica con acompañamiento musical, interpretado por el cantor que se ubica junto al tibicem o flautista, mientras el actor actuaba sólo mímicamente.
Los roles femeninos eran representados por hombres disfrazados y con las manos con creta (greda) y todos solían usar personæ (voz de origen etrusco: máscara) que caracterizaba a los diferentes personajes cuyo carácter era acentuado por el color de las comæ (pelucas) y de los trajes.
La palliata posterior a Alejandro Magno, conservando su estructura, cambia el argumento: ahora se basa en sucesos privados despersonalizados y no en asuntos políticos o sociales, los que dan paso a críticas de vicios y defectos del lenulus (traficante de esclavos), del parásito glotón, del adulador repulsivo, del viejo sórdido, del fanfarrón, etc.
Pero paulatinamente la togata que había desplazado a la palliata es asimismo reemplazada por la atellana cuyos principales cultores fueron Titinio, Quincio Alta y Afrania.